3 de julio de 2012
Tras diez días en Rangiroa ya toca moverse, así que mañana nos vamos a Tikehau, el siguiente atolón del oeste, a solo 40 millas de distancia.
Mientras tanto, acá disfrutamos de un tiempo maravilloso: mucho sol, poco viento y una luna llena escalofriante. Anoche se veían los corales del fondo a 12 metros de profundidad con la luz de la luna. ¿No es increíble?
Ayer Jose hizo una inmersión con un club de buceo y yo me fui a hacer un poco de ejercicio caminando hasta el pueblo, unos cuantos kilómetros más allá. Aproveché para visitar la granja de las perlas y ver el proceso que siguen hasta obtenerlas. A la tarde cervecita en el catamarán de unos nuevos amigos franceses y a la noche cenita en el Ulysses que se nos adelantó esta mañana hacia Tikehau. Combinamos la tranquilidad absoluta de no hacer nada con las tareas obligatorias, lecturas y cinemateca todo los días y las relaciones con los amigos. Hoy llegaron otros tres barcos conocidos y nos juntamos en la playa a hacer un happy hour.
No hay comentarios:
Publicar un comentario