Miércoles 9 de mayo de 2012
En este inmenso océano uno puede pensar que mucha casualidad sería toparse con un barco. Ayer volvimos a cruzar otro mercante que dejamos a 6 millas de distancia.
Las últimas 24 horas horas hemos vuelto a recorrer 180 millas clavadas, no llevamos mal ritmo. Con un viento de entre 16 a 22 nudos prácticamente siempre de la misma dirección seguimos hacia nuestro destino con rizo en la mayor y génova atangonada. El mar ha estado bastante revuelto. Jose dice que le gusta más el del Atlántico, ola mas larga y tendida. Aquí es más alborotado y las olas de vez en cuado te pegan y destartalan nuestro orden. Pronóstico similar para los siguientes días de la semana y a partir de lunes el viento empezará a caer y también desaparecerá la corriente a favor, así que hay que intentar avanzar ahora lo más.
Mañana estaremos en el ecuador de la travesía, 1500 millas nos quedarán hasta la soñada Polinesia. En vez de sumar empezaremos a descontar los días restantes...
El pan de Isabela se terminó hace días, así que la panificadora ya la pusimos en marcha todos los días. Toni no deja de sorprendernos con unos acurats desayunos, variados y multicolores, que podrían ganar cualquier concurso. El menú va en función de los alimentos que hay que ir gastando. Fruta nos queda poca, unas cuantas manzanas... Lo fresco de Galápagos no ha dado muy buen resultado: tuvimos que tirar tres piñas, los plátanos maduraron todos de golpe... Todavía nos quedan varios repollos - que es lo que más perdura- papas, cebollas, ajos, zanahorias y algún tomate. En Panamá hicimos una buena compra de carnes al vacío que pueden llegar a durar más de dos meses: tasajo de res, cerdo y pollo. Hoy tocó fideos chinos. Y de cenar, happy hour con cacahuetes. Comemos bien pero no en demasía.
Mañana volveremos a contarles, más cerca ya de Marquesas que de Galápagos.
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