Domingo 16 de septiembre de 2012
La vida en este atolón en medio del Pacífico pasa plácidamente. Es un lugar realmente maravilloso, de esos que nunca vamos a olvidar y que seguro quedará en el top10 de todos los lugares visitados.
Cada día hay fiesta en la playa. A las 5 de la tarde todos empezamos a desembarcar y los dinghys se acumulan en el pequeño muelle de piedras. Siempre hay algo que poner en la barbacoa porque aquí no hay ciguatera y se pesca siempre. El fuego nos acompaña todas las noches dando un toque especial a las veladas. Los dos rangers que guardan la isla se suman al grupo y comemos, bebemos y hasta cantamos.
No olvidamos las tareas domésticas y ahora estamos confeccionando por primera vez las banderas de Tonga y Samoa con trozos de tela que compramos en Raiatea y que unimos con nuestra maquinita de coser. No somos unos artistas pero ahí están, listas para izarse cuando lleguemos a los países.
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